¿Cómo puede invertirse en este tipo de proyectos? Existen varias instituciones que invierten en este tipo de compañías ecológicas. En un principio, estas instituciones invirtieron en compañías productoras de materias primas naturales para convertirlas en productos comercializables, como por ejemplo el cultivo del arroz o la producción del café.
Hoy existen fondos ecológicos que invierten en compañías que desarrollan proyectos de energía ecológica, como la producción de energía eléctrica a partir del viento o del agua. También invierten en compañías que se dedican al desarrollo de proyectos ecológicos en el ámbito urbano, como la construcción de viviendas ecológicas o la creación de espacios verdes en zonas urbanas.
La inversión en empresas ecológicas es una tendencia al alza. El cambio climático ha creado una necesidad que solo las empresas centradas en reducir los efectos climáticos tendrán éxito en el futuro. El Green Bond es una de las herramientas que se están utilizando para financiar proyectos ecológicos.
El Green Bond es un bono emitido por una empresa con el objetivo de financiar un proyecto ecológico, como la construcción de un parque eólico o la instalación de paneles solares. El usuario puede adquirir este bono a partir del banco emisor o del mercado secundario. La ventaja principal es que el riesgo del proyecto está subdividido en diferentes niveles: los inversores, los compradores y el banco emisor. Esta división de riesgo reduce la inversión inicial para el comprador y puede generar más interés en los inversores a largo plazo.
El Green Bond no es obligatorio para las empresas, pero si se consideran responsables socialmente y quieren reducir sus impactos ambientales, tienen que considerarlo como opción. En este sentido, hay muchas organizaciones privadas que son capaces de financiarse con sus propios recursos, pero otras no pueden.
Las empresas que emiten Green Bonds deben cumplir con los estándares internacionales de calidad de la calidad ambiental y de la auditoría externa. Los métodos utilizados para medir el impacto ambiental son tres: el análisis del ciclo de vida (LCA), las revisiones por parte de expertos independientes y las auditorías internas.